martes, 4 de noviembre de 2014

¿Y por qué no?

       ¿Una historia de Halloween debe comenzar necesariamente por sucesos terroríficos? ¿Por qué? Es completamente innecesario.
       Comencemos por una cosa, hay muchas cosas que ocurren este día aparte de "la noche en que todos los muertes reviven". ¿Y si nos paramos a escuchar el relato de Mistrene? Él tenía bien claras sus ideas para esta endemoniada fecha.
...
       Sí, cómo no. ¿Halloween? Ja. Menuda fecha más importante, sí señor. ¿Muertos, fantasmas? ¿Qué me dices? Cómo si existieran.
       Admito que yo siempre he sido un niño muy temeroso. Desde que era un enano, sí, básicamente. Pero, ¡los espíritus no existen! ¿Por qué deberían existir? La gente se muere y punto, ¿algo más? Negativo.
         Bien, he comenzado un poco alterado, lo sé. Pero odio mucho esta fecha, no es mi culpa. Odio los fantasmas, odio los espíritus, los zombies, las brujas... y justo en esta fecha todo el santo mundo me atosiga con que me disfrace de brujita. Sí,  cómo si no tuviera suficiente de que me llamasen afeminado en la secundaria. ¡No sé qué te he hecho mundo, pero me gustaría arreglarlo!
       Pues, aquí estoy yo. Mistrene Callous, 15 años. No quiero describirme, no tengo humor para ello.
         Hey, no esperéis que esta tontería la relato para divertirme, ni mucho menos.         .       Sólo quiero contar lo ABURRIDO que se esconde tras la faceta de la noche de muertos vivientes.
       Ahogué con mi mano un bostezo; ay, el sueño, qué mal me sienta. Miré al reloj que estaba en el centro del aula y no paraba de sonar su "tic-tac", sí, para echarle leña al fuego. 10 minutos y por fin podría irme a mi casa a hacer la marmota, es lo único que se me da bien en Halloween.
        Pero, qué inocente que soy. Cuando recogí mis cosas, noté que alguien me esperaba con una sonrisa en el marco de la puerta. Por favor, espero que sea el delegado que tiene que cerrar el aula, porque si no me espero lo peor.
-¡Mistrene, sal ya!-le oí gritar. ¿¡Por qué, vida, por qué!?
-Sí, Baddap, ya voy...-susurré desanimado. Al parecer les agradó forzarme a vestirme de bruja el año pasado, porque si no Baddap no me estaría esperando. Y seguro que Eska estaría en la entrada.
       Cuando me giré, vi una bonita... ¡qué digo bonita! Una hermosa sonrisa en el rostro de mi amigo, ¿por qué estaba tan feliz? Es Halloween, no su cumpleaños.
-¿Este año vas a venir?
-¿A dónde?-le pregunté arqueando una ceja.
-¿Dónde crees?-ese tono sarcástico me desagradó mucho.-La quedada que hacemos siempre Eskaban y yo.
-No tengo ganas, id sin mí.-le respondí secamente. Ahí te devuelvo tu sarcasmo, campeón.
       Iba a pasar olímpicamente de la presencia de Baddap pero, cómo no, me agarró del brazo y me miró con sus ojos rojos, fríos y penetrantes. ¡Qué atípico, por favor, sólo falta el beso!
-No tenía intención de salir en Halloween, sabes que odio estas fechas.
-El año pasado te lo pasaste bien...-inquirió en un intento de convencerme.
-Sí, cómo digas. Fui por toda la ciudad vestido de brujita, con lo que odio yo estas cosas. Me lo pase, vamos, ¡de lujo!-se notó demasiado como enfaticé ese sarcasmo que me vino de perlas en la oración.
       Me volvió a mirar directamente a los ojos, y... y.... y... ¡demonios, por qué soy tan sensible! La cara de perrito súper lindo y abandonado que me puso el peligris me llegó al corazón; en sentido figurado, eh. No me quedó de otra, acepté y él me soltó el molesto agarre que me tenía.
        Ambos salimos juntos de la secundaria, y claro, seguro Eska estaría esperándonos por estos lares. Pero poco a poco fuimos alejándonos del camino al instituto del que salimos, y ni rastro de Eska.
-Oye, Baddap, ¿y Eska?
-¿Eska? Pues no lo sé.-me dio un tic en el ojo, sí señor. Vamos a ver, ¿queda con Eska para Halloween y no sabe dónde está? Un aplauso, sí señor.-Quizá esté en el cementerio, creo que me comentó algo de que fuéramos allí cuando estuviésemos listos.
          Genial, me habían añadido al plan sin yo enterarme, ¡maldito seas, Baddap Sleed!
-¿Estar listo?
-¡Claro! Halloween es igual a disfraz, ¿o no?-le miré incrédulo, él era el que mejor sabía que odiaba disfrazarme en cualquier época del año y más en Halloween. Y fijo que otra vez sería de bruja, vaya que sí.
       Acerté de lleno, y bien de lleno. Brujita de traje negro, y qué extraño que fuera con pantalones cortos y una camiseta también de mangas cortas. ¿Dónde están mis sudaderas grandes cuando se las necesita?
       Vale, me enfoco en el disfraz. Camiseta negra, no muy ajustada, gracias al cielo; pantalones cortos negros, demasiado femeninos; unas medias o calcetines gigantes de rayas blancas y negras; botines normales negros, menos mal que no me hacen usar tacones y finalmente, un lazo negro en el pelo. Por lo menos me dejaron seguir con mi peinado de siempre.
-¿Listo?-me preguntó Sleed que iba disfrazado de 'hombre lobo'. Le sentaba muy bien. Yo asentí inseguro, asco de Halloween.
       Nos dirigmos al cementerio que ya me estaba tocando mucho la moral, quedaba demasiado lejos y mi punto fuerte andar no era precisamente. Al entrar, escuché un grito muy agudo venir del centro de la estancia. Me asusté y se me erizó la piel. Baddap me tomó la mano y me empujó por la espalda para darme seguridad, creo, pero es que la sonrisa sospechosa que tenía no me inspiraba eso precisamente.
       Ya en el centro, contemplé lo que ni de lejos me gustaría haber llegado a experimentar en toda mi maldita vida. Eska, mi amigo Eska, tirado en el suelo, inmóvil, lleno de sangre, ese líquido carmesí tan brillante sí. Tenía muchas cicatrices y rajas por todo el cuerpo, y la ropa completamente rota. Concretamente la camiseta ya ni existía y sus pantalones vaqueros largos estaban completamente rajados.
          Abrí los ojos. Era horrible. ¿Qué es este sentir? ¿Por qué me duele el pecho? ¿Será porque....?
        Me tiré al suelo abrazando el cuerpo inerte de mi amigo, las lágrimas propias recorrían su cuerpo llevándose la sangre que corría por el mismo. Eska, ¿me has abandonado, te has ido...? ¿Por qué sin mí? Yo quería estar junto a ti.
        Cuando me quise dar cuenta, Baddap ya no estaba, había desaparecido. Estaba solo. En el cementerio, prácticamente por la noche. Risas siniestras, gritos desgarradores. No, Mistrene, es tu imaginación. Sí, eso era. Ya estaba volviéndome loco; seguro que Eska estaría inconsciente, Baddap habría ido a llamar a la ambulancia y esas risas, esos gritos... era mi imaginación gastandome una mala broma. O quizá estaba soñando...
        No, eso era demasiado real para ser un sueño o mi imaginación. No soy tan creativo ni macabro. Salí corriendo aterrado, ¿y si resulta que mis creencias estaban equívocas? ¡No, imposible!
        Me senté detrás de un árbol a respirar, estaba exhausto. Entonces, sentí como el corazón se me salía del cuerpo al escuchar una escalofriante risa tras del árbol. Susurraba cosas que no entendía, hasta que me dijo...
"¿Sientes miedo?" La voz era alegre y psicópata. Le tenía que ser sincero.
-S-sí.
"¿Por qué?"
-No lo sé.
"¿Crees?"
-¿Creer en qué?
"En mí."
-¿Qué eres?
"¿No lo sabes?" Estaba demasiado asustado. Ya pasó la broma, en serio me estaba latiendo el corazón demasisdo rápido.
-No,...-quería decir algo más pero no, me resentí. Esa 'cosa' empezó a reírse. Gritar, ayuda, ¿por qué a mí? No podía pensar con coherencia. La situación estaba siento muy violenta para mí. Me digné a cuestionarle finalmente:-¿Tú le hiciste algo a mi amigo?
"SÍ." lo gritó. Fue como si me hubiese leído el pensamiento.
-Vete.
"No."
-Adiós.
"No puedes huir."
-He dicho que te largues.-cerré con fuerza mis párpados.
"No."
-Te repito que quiero que te vayas.
"No me iré. Estar contigo y asustarte sienta muy bien."
-¿Conmigo?
"Sí." Otra vez me respondió instantáneamente.

martes, 12 de agosto de 2014

Trabajando para ti

Él sabía claramente que su sentencia de muerte iba a ser dictada si cruzaba esa puerta, pues sin lugar a dudas, aquel chico con el que le tocaba lidiar no era alguien a quien llamar amigo, ni mucho menos alguien con el que tuviese una pizca de mísera confianza. Era alguien completamente desconocido para él. Sin embargo, si su mejor amigo Kariya lo había mandado allí sería por algo. O quizá fuese una de sus típicas bromas, aunque si ese fuera el caso, esta vez la broma no tenía ni un poquito de gracia.
Llamó con temor a aquella gigantesca puerta de un establecimiento que por fuera parecía algo corriente y soso.
—¿Hay algo en lo que pueda ayudarla?—preguntó un joven de unos 19 años aproximadamente, de ojos ambarinos, cabello azul noche, una peca debajo de la boca, que le resaltaban sus bonitos y rosados labios, y una sonrisa agradable. Eran verdaderamente apuesto ese chico.
—¿Usted es Yuuichi Tsurugi?—el otro asintió.—U-un amigo me dijo que aquí buscaban trabajo y me interesé.
—Con gusto la aceptaremos como candidata. Pase, por favor.—Yuuichi sonrió aun más ampliamente y se apartó para dejar paso a "la joven".
—Me gustaría aclarar que soy chico.—le atinó a decir algo nervioso, pues ya era normal que lo confundieran con una chica pero se le hacía algo bastante incómodo.
—Discúlpeme, señorito.—se disculpó haciendo una reverencia.
Ambos entraron en ese lugar que por dentro era sumamente moderno, era un enorme restaurante, cerrado momentáneamente. Aunque realmente ese sitio sólo era la tapadera de lo que sería el despacho de las actividades de un famoso jugador de fútbol soccer.
—Aquí es.—le dijo sonriente mientras se sentaban en una mesa para dos del restaurante.—¿Cuál es su nombre?
—Ranmaru, Kirino Ranmaru.—contestó acomodándose en su asiento y posicionando sus antebrazos en la mesa.
—Muy bien, Kirino-kun. ¿Y qué tipo de trabajo buscaba exactamente?—cuestionó arqueando una  ceja.
—Si le soy sincero, simplemente vine porque necesito un trabajo de tiempo parcial para ganarme mi propio dinero. Si usted me dejase podría contarle por qué estoy aquí, pero no creo que le haga mucha gracia escuchar una larga historia.
—Tengo mucho tiempo, y más para usted, Kirino-kun.
[Flash Back]
Kirino iba de camino a su hogar, por las calles solitarias de su ciudad después de haber pasado un largo día con su tío. Iba en suma tranquilidad cuando escuchó su teléfono móvil vibrando en su bolsillo, rápidamente movió la mano para buscarlo y se lo llevó al oído.
—¿Moshi moshi? Kirino desu.
—¡Ranmaru, ve rápidamente al hospital! Kariya ha sufrido un accidente.—le gritaba una voz sumamente conocida por él. Era la de su capitán y segundo mejor amigo, Shindou Takuto. Además de que también era la persona de la cual estaba enamorado.
—¿¡Kariya-san!? ¡Voy ahora mismo! ¿Qué habitación es?—decía mientras salía corriendo.
—Te veo en la recepción y vamos juntos, ¿vale? Taiyou ahora mismo está con él. —le dijo antes de colgar.
El pelirrosa seguía corriendo como podía. Estaba sumamente cansado. Había pasado una semana entera con su tío en Hokkaido y no había descansado para absolutamente nada de nada. Tenía frío. Pero Kariya... Kariya le importaba más que cualquier otra cosa. Más que, ¿Shindou? "Kirino aclara tus ideas, o te gusta Kariya o te gusta Takuto."
Cuando por fin llegó, se tiró a los brazos de su capitán porque si no al suelo iba directamente. Shindou le sonrío de manera tierna.
—Kariya, ¿estás bien?—preguntó Kirino nada más entrar de manera muy preocupada.
—Yo... Ranmaru-chan, yo no puedo... Mover mi pierna. No la siento.—susurró con miedo, sabía que esto le dolería al de ojos turquesa.
—No puede ser.—se acercó a Kariya.—¿Tienes que operarte? ¡Yo te lo pagaré!
—Kirino, no tienes dinero ni para vivir tú solo. Dejanos esto a mí y a mi familia.
—Ni en broma, Shindou.—susurró el de pelo azul.—Ese dinero lo necesitas para tus clases de piano, de matemáticas, lengua, sociales, naturales, soft combat y para tu familia. Además de para los instrumentos de estas clases y la hipoteca de tu hogar. Y tú, Kirino, me gustaría que ganaras dinero para ti mismo. Yo sé dónde puedes conseguir un buen trabajo.—el de las dos coletas lo miró con rareza.
—¿Y-yo?
—No muy lejos de nuestro antiguo instituto está ubicado un restaurante que abrirá sus puertas dentro de poco. Su dueño es el hermano mayor de un jugador muy famoso de fútbol. Podrías ir allí y pillarte un empleo.
—P-pero, aún soy joven.—le dijo arqueando una ceja.
—Es sólo de medio tiempo, para ganarte tu dinero y pagar mi operación, ¿no?
—Ah, cierto...
—Además ya casi tienes 17 años, no eres tan joven.—dijo burlesco el pianista.
—Hm... Que sepas que esto lo hago por ti, Kariya.—finalizó la conversación para salir con rumbo a su piso y al día siguiente ir por la mañana al establecimiento después de que Kariya o Shindou le pasaran la dirección del lugar.
[Fin Flash Back]
—Lo haces para ayudar a un amigo, que lindo.—le contestó a tal relato que recién le había contado el de cabellos rosas.
—¿Entonces...?
—Primero me gustaría ver tus dotes de mesero. Voy a por el traje y demás y vuelvo, no tardo.—se dirigió a una puerta ubicada a la izquierda de la pared trasera y la abrió, daban a unas escaleras que seguramente subían al trastero o algo así.
—Ya estoy de vuelta, Yuuichi.—habló una voz algo más mayor que Kirino abriendo la puerta de entrada de golpe. El pelirrosa dirigió su mirada a aquel chico que acababa de entrar, era un joven muy parecido a su quizá próximo jefe pero  ciertamente más joven y con unos aires de superioridad mucho más allá de Yuuichi.—¿Y tú quién eres, linda chica?
"¿L-linda chica?"
—¿Vienes a por mi autógrafo? Yo encantado.—le decía mientras se dirigía a la silla donde anteriormente el mayor de los Tsurugi se sentaba.—Sobre todo para una chica tan hermosa como tú.
"¿Una chica tan hermosa como yo?"
—¿Y bien? ¿Vas a hablar, preciosa?
—Deja de ligar conmigo.—sólo le faltó decir eso para que el ego del otro muchacho se subiese por las nubes.
—Sé que en verdad te gusta.—dijo en tono seductor tomando el mentón del pelirrosa con su mano.
—Déjeme, por favor.—dijo entre dientes, su paciencia se agotaba.
—Si quieres un beso mío sólo pídelo, no tienes que ser tan tsundere, hermosura. Las chicas se ven más lindas sonriendo, y tú eres preciosa ya de por sí.
"¿¡Si quieres un beso mío sólo pídelo, no tienes que ser tan tsundere, hermosura. Las chicas se ven más lindas sonriendo, y tú eres preciosa ya de por !?"
—¡YO NO SOY UNA CHI...!—y antes de poder terminar su oración, el extraño y egocéntrico muchacho lo había besado sin previo aviso.
¡Espera, espera, espera! Eso significaba que... ¿¡Kirino había desperdiciado su primer beso con ese idiota que lo confundió con mujer e insistió en que lo era!?
El chico de ojos turquesa apartó bruscamente a su "acosador" y empezó a hacer gestos de asco ante aquel repentino beso.
—¡No soy una chica, ¿sabes?!—gritó a todo pulmón para no echarse a llorar tras perder su primer beso.
—¿Qué hiciste, Kyousuke?—preguntó el mayor de los Tsurugi trayendo consigo unas cajas no muy grandes.
—¡¿No me digas que acabo de besar a un asexual?!
—SOY UN CHICO.—seguía gritando el ojiturquesa aún más indignado.
—Kirino-kun, déjalo estar. Ya he traído tu traje, cambiate en el despacho de Kyousuke.—el menor asintió con una sonrisa, Yuuichi sí que era muy agradable. Cogió la caja con el traje y fue al despacho del supuesto hermano de su jefe a cambiarse.
Mientras se vestía, escuchaba como maldecía Kyousuke el día en que el pelirrosa nació, ¿cómo lo había engañado para creer que fue una chica?
¿¡QUÉ!?
Se pudo oír desde dentro del despacho. Kirino salió con la cara toda roja, una diadema de gato y un traje de maid negro, claro que con el delantal blanco y demás.
—Yu-Yuuichi...—decía acercándose al mayor poco a poco aún más sonrojado.
—Es el que mejor te queda. Tu figura no es precisamente muy masculina y tampoco tu apariencia.—Ranmaru lo miró apenado; seguro estaba haciendo el ridículo.—Espero no te moleste.
...
Tras una larga charla para convencer al  menor, éste comenzó a hacer sus pruebas. Eran cosas diversas como llevar una bandeja con sólo una mano apoyándola sobre sus dedos, o mantener el equilibrio con una bandeja en cada mano y otra en la cabeza. Logró superarlas con facilidad, pues jugar al fútbol le venía muy bien para esto.
Pero la cosa se le complicó un poco, ahora tocaba el probar a atender a un cliente, y como no, Kyousuke Tsurugi era el cliente.
—¿Qué desea tomar?—preguntó el pelirrosa haciendo una reverencia.
—Amo, te faltó amo.—le dijo el menor de los Tsurugi con burla. Aunque realmente, ver así al pequeño Ranmaru, tan lindo y sonrojado, no era una mala visión.
Poco después, Yuuichi se llevó un momento a Kirino al almacén donde anteriormente el peliazul estuvo. Kyousuke aprovechó para ver el mensaje que le enviaron anteriormente al ojiturquesa, pues había sonado mientras hacía las pruebas.
"Kirino, te amo. Por favor, ven esta tarde a la heladería enfrente de mi casa. Te estaré esperando, si no vienes sera que no me correspondes. Te amo con cada fibra de mi ser.
Shindou Takuto"
Tsurugi sonrió de medio lado, e hizo algo de lo que jamás se arrepentiría.
"El mensaje recibido fue enviado a la papelera."